martes, 19 de enero de 2010

EL CREYENTE Y SU ESTILO DE VIDA

EL CREYENTE Y SU ESTILO DE VIDA
Miqueas 6.6-16.
Propósito general: consagración y entrega
Propósito especifico: Que el creyente decida buscar a Dios con lo que el demanda.
Introducción:
La convicción profunda de la culpa y la ira pondrá a los hombres a buscar cuidadosamente la paz y el perdón, y entonces, empieza a haber ahí una base para su esperanza. Para que Dios se agrade de nosotros, debemos mostrar interés en la expiación de Cristo y que sea quitado el pecado por el cual le desagradamos.
Los sacrificios tenían valor por su referencia a Cristo; era imposible que la sangre de los toros y los machos cabríos quitara el pecado.
Los rabinos estudiaron la Ley y hallaron en ella 613 preceptos. En el Salmo 15 todos aparecen reducidos a 11 principios y en Isaías 33.15 a 6 mandamientos. Pero aquí se les condensa en 3: 1) Mantente honesto en todo lo que hagas; 2) ama la fidelidad con compasión; 3) comprométete a vivir en sumisión a tu Dios.
Oración de transición: Consideremos que es lo que Dios quiere para nosotros como creyentes:
I. Una vida recta.
a. v.11 Se debe de tener una vida integra delante de todos.
b. Dios demanda fidelidad en lo que se refiere a ser cabal con las medidas.
c. El creyente debe de ahnelar una vida recta y temerosa de Dios en todo momento.
d. El creyente debe de tener una conciencia limpia:
a. La definición de conciencia dada por un niño: “algo que me hace que se lo cuente a mi madre antes que lo haga mi hermana”.
b. El mejor predicador es el propio corazón, el mejor maestro el tiempo y el mejor libro, el mundo y el mejor amigo, Dios.

II. Una vida que ame a los demás.
a. Los deberes morales se han ordenado porque son buenos para el hombre.
b. Misericordia: , chesed;: Clemencia, piedad, compasión, ternura, amor intenso, fidelidad.  aparece 250 veces en la Biblia.
c. Es el nuevo mandamiento que dio Jesucristo: Que nos amaramos unos a otros.
III. Obediencia a Dios.
a. Gran recompensa hay en obedecer los mandamientos de Dios y después de obedecerlos.
b. Dios no sólo lo ha dado a conocer, sino lo ha hecho claro.
c. El bien que Dios requiere de nosotros no es pagar un precio por el perdón de pecado y la aceptación de Dios, sino amarlo a Él;
d. ¿qué hay de ilógico o difícil en esto? Todo pensamiento nuestro debe ser derribado, llevado a la obediencia de Dios si queremos andar cómodos con Él.
Conclusion:
Miqueas retoma así:
el concepto de justicia que se encuentra en Amós (Am 5.21-25),
los conceptos de fidelidad y amor, en Oseas (Os 1--3)
y los de fe y humildad, en Isaías (cf. Is 2.6-17; 7.8-9).
Dios rechaza aquellos sacrificios que son prácticas puramente exteriores (cf. 1 S 15.22-23; Pr 21.3; Is 1.11-14; Os 6.6; Zac 7.9-10).
En sus esfuerzos para complacer a Dios, examine esas áreas con regularidad. ¿Es usted justo en su trato con la gente? ¿Muestra misericordia con aquellos que le hacen daño? ¿Está usted aprendiendo a ser humilde? Solo los que obedezcan a Dios, viven en una relación adecuada con Él.
Dios quiere cambiar nuestras vidas. Quiere que su pueblo sea justo, recto, misericordioso y humilde.

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